¿Por qué no disfruto de mis relaciones sexuales?

Aunque también los hombres tienen problemas para disfrutar de sus relaciones sexuales, en el artículo de hoy me voy a centrar en los problemas de las mujeres ya que son ellas, por estadística, las que los padecen mayoritariamente.

Sin entrar en tecnicismos médicos como frigidez, anorgasmia, vaginismo o dispareunia y partiendo de que no se padece ningún tipo de enfermedad ni de problema físico que podría impedir a una mujer tener de una relación sexual sana y placentera nos vamos a centrar en la parte emocional.

Y centrándonos en que el problema tiene un origen emocional aún voy a desglosar más: se pueden dar dos tipos de situaciones:

  • Mujeres que tienen pareja cuya relación no es de su agrado (consciente o inconscientemente) y por tanto el sexo no es placentero.
  • Mujeres que tienen una relación de pareja satisfactoria, con amor, que desean estar con esa persona y mantener relaciones íntimas pero que no llegan a disfrutar plenamente por diferentes motivos entre los que están:
    • Falta de deseo sexual
    • Incapacidad para excitarse o mantenerse excitada durante acto sexual.
    • Falta de orgasmo o clímax sexual
    • Relaciones sexuales dolorosas.

En este segundo grupo también incluyo a las mujeres que no habiendo tenido pareja estable sí mantienen relaciones esporádicas y no llegan a disfrutar plenamente del contacto sexual.

La parte emocional y el inconsciente influyen mucho en que una mujer pueda o no disfrutar de sus relaciones sexuales ya que experiencias vividas, patrones heredados y creencias inconscientes influyen directamente en nuestra vida.

Pueden darse dos tipos de limitaciones inconscientes:

  • Nuestras propias experiencias: la carga emocional de lo que hemos vivido, como abusos sexuales en la infancia, y lo que hemos escuchado en nuestro entorno (por ejemplo: el sexo es pecado) condiciona nuestras creencias sobre el sexo e influye directamente en nuestra decisión inconsciente de permitirnos o no sentir placer con el acto sexual.
  • Las experiencias heredadas: patrones y experiencias de nuestros ancestros que se convierten en creencias que heredamos principalmente, en este caso, de las mujeres del clan.

Gracias a la epigenética conductual ya sabemos que factores externos (entorno) activan o desactivan los genes sin alterar el ADN y además de heredar de nuestros ancestros el color de pelo, parecido físico, etc. también heredamos las experiencias de nuestro antepasados por tanto basta con repasar la historia de la mujer en dos o tres generaciones atrás para darnos cuenta de como podían vivir las mujeres las relaciones sexuales:

  • Casadas, muchas veces con hombres a los que no querían y por tanto obligadas a mantener relaciones sexuales sin desearlo (de manera repetitiva ya que era su obligación como esposa) y teniendo hijos que no querían tener.
  • Creencias religiosas: el sexo sólo para tener hijos, es pecado tener un orgasmo, sólo las prostitutas disfrutan.
  • La mujer era la criada del hombre y su obligación era servirlo y cubrir todas sus necesidades no importando para nada sus deseos y necesidades.
  • Mujeres cuyos maridos les eran infieles y no había cabida al reproche.
  • Y podemos seguir…..

Y está claro que todas estas vivencias las llevaron a rechazar el sexo e incluso a odiarlo ya que llegaba a ser un verdadero sufrimiento y no digamos cuando ya hay violaciones por parte de hombres del clan hacia niñas que por encima se mantenía oculto.

Pues todas estas experiencias y creencias se transmiten a las nuevas generaciones afectando principalmente a las mujeres con la intención positiva de protegerlas y evitarles el mismo sufrimiento que pasaron ellas pero a día de hoy con el nuevo papel de la mujer en la sociedad, donde puede decidir si tener hijos o no y cuantos, puede elegir la pareja con la que realmente quiere estar y el sexo no es pecado seguimos llevando esa carga ancestral activa en el inconsciente que condiciona nuestro comportamiento no permitiéndonos, por lealtad al clan y por las creencias y experiencias heredadas, disfrutar del sexo llegando incluso, en algunos casos, a que la mujer se sienta sucia por practicar sexo y disfrutar o sentirse como un objeto sexual.

Esta lealtad al clan acaba convirtiéndose en una carga llegando incluso a acabar con la relación de pareja ante la inapetencia y deseo sexual y que aunque el problema lo presenta la mujer también lo sufre el hombre.

Sino no disfrutas de tus relaciones sexuales y no tienes ningún impedimento físico que te impida sentir placer sexual, pregúntate como vivieron las mujeres de tu clan. A veces, simplemente con escucharlas hablar ya sabemos que creencias tienen sobre el sexo.

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